EN EL DIVÁN DE SIGMUND FREUD

Han pasado más de cien años desde que Freud el padre del psicoanálisis comenzó a investigar y publicar sus polémicas obras, causando un fuerte impacto en la sociedad de su tiempo rompiendo tabús que de algún modo, aun considerando sus controversiales métodos y sus erróneas conclusiones; cambiaron la manera ver el funcionamiento del ser humano.

A pesar de todo Freud representa para la Psicología un papel importante, leerlo hoy en día quizá parezca anacrónico, aun cuando todos los que han venido después han pensado y escrito, siguiendo o enfrentándose a sus análisis e investigaciones, incluso los psicólogos teóricos contemporáneos, aunque no se refieren directamente a sus trabajos pueden considerarse sus herederos.

Pero qué hay del Freud como persona, el hijo, el hermano el hombre, echemos un vistazo a la vida personal del padre del arcaico Psicoanálisis.

«LAS EMOCIONES INEXPRESADAS NUNCA MUEREN. SON ENTERRADAS VIVAS Y SALEN MAS TARDE DE PEORES FORMAS.» (Sigmund Freud)

PRIMEROS AÑOS

Bien empecemos, Sigismund Schlomo Freud es su nombre completo; nació el 6 de mayo de 1856 en la localidad de Freiberg in Mäherm (hoy Pribor en la Republica Checa) situada en el corazón de Moravia, una región del imperio Austriaco.

Su familia se dedicaba al comercio, el padre de nombre Jakob, de carácter débil y conformista se había casado en dos ocasiones y al contraer matrimonio por tercera vez contaba ya con dos hijos Emanuel y Philip. La situación resulto algo peculiar, ya que su nueva esposa, Amalia Nathanson madre de Sigmud era más joven que el hijo mayor de Jakob.

De acuerdo con la costumbre judía, el nacimiento de Sigismund y su posterior circuncisión quedó anotado en el libro de registro familiar. Sin embargo, su niñez no estuvo marcada por la rigidez religiosa; su numerosa familia se mostraba poco apegada a las tradiciones y el joven Sigismund creció al margen de las creencias de sus antepasados; por lo que Freud tardó poco en declararse ateo. El judaísmo fue su herencia cultural al que se sentía ligado, pero nunca se sintió identificado con el culto o con ritos y obligaciones. “Ups es de los míos.”

JAKOB, SIGISMUND Y AMALIA

Su adolescencia no fue fácil, altibajos económicos llevaron a toda su familia a trasladarse a Leipzig, una ciudad alemana al noreste de Sajonia y posteriormente a Viena. Transcurrieron varios años para que Sigmund y sus hermanos Julius, Anna, Regina, Marie, Esther, Pauline y Alexander disfrutaran de una cierta estabilidad.

Estando en Viena siente poco apego a la ciudad, no se siente cómodo, está harto de las constantes ofensas que sufre su familia por sus orígenes judíos, por lo que tiene un fuerte deseo de destacar en lo social así que alentado por sus padres convencidos de sus capacidades intelectuales; adquiere una gran confianza en sí mismo; siendo tal que en casa llega a imponerse a sus cinco hermanas y a su hermano menor hasta el punto de dirigirlos. Tiene fuerte carácter.

Su situación en la escuela era diferente ya que debió vérselas con unos profesores a los que consideraba mediocres. No cabe duda que fue un estudiante modelo, entusiasta de la cultura antigua y muy dotado para las lenguas: además del francés, el inglés y el italiano domino el griego y el latín, aprendió español de manera autodidacta. Aquellos eran años de grandes lecturas y de apasionados idilios, aunque su timidez siempre le impidió declararse.

LOS ESTUDIOS Y EL MUNDO DEL TRABAJO

Sigmund se sintió atraído por varios campos de estudio; el derecho fue sin duda una de sus primeras opciones movido por los problemas sociales, sin embargo, opto por medicina tal como cuenta en sus memorias, se sintió atraído por la disciplina al reflexionar sobre algunos fragmentos de Goethe (escritor y estadista alemán); también se dedicó a estudiar a la naturaleza. Dejó de firmar con su nombre completo en favor de la forma abreviada. La investigación y la lectura ocupaba todo su tiempo; se adentró con pasión en la obra de Ludwig Feuerbach (Filósofo alemán) uno de sus favoritos. Sus meditaciones sobre la realidad; su lucha contra los prejuicios, las creencias y superstición; y su actitud crítica hacia la religión fascinaron al joven Sigmund. Solía leer a autores como Aristóteles, el pedagogo alemán Jean Paul o el filósofo y columnista inglés John Stuart Mill de quien llegó a traducir sus ensayos. También comenzó a asistir a las clases del Filósofo Franz Brentano defensor de Darwin y gran conocedor de la Psicología   y del pensamiento aristotélico.

Al parecer, el estudio del sistema nervioso le atrajo poderosamente la atención, aunque se interesó más por la observación de ciertos fenómenos que por la experimentación en sentido estricto. Siguió con pasión los cursos del fisiólogo Ernst Brücke, en el que vio una suerte de figura paterna, y se codeó con sus alumnos y colegas en especial con Josef Breuer, muy interesado en la fisiopatología y que en poco tiempo se convirtió en uno de sus referentes hasta el punto de garantizarle apoyo económico después de que Jakob padre de Freud sufriera un gran revés tras la quiebra de la Bolsa en 1873.

SU FAMILIA Y SUS PRIMERAS TEORIAS

Obtuvo su licenciatura en medicina en 1881, pero esto no cambio mucho su vida ni tampoco mejoró sus ingresos, poco después de que Ernest Brücke quien fuera uno de sus maestros y su mayor influencia, lo convence de dedicarse de lleno a la medicina. Comenzó a trabajar como ayudante en el Hospital General de Viena donde pasó por varias áreas hasta conocer al Neurólogo Hermann Nothnagel, y sobre todo el Neuropsiquiatra Theodor Meynert, quien supo reconocer su valía ante otros aspirantes menos dotados y le permitió seguir su carrera profesional.  

En 1884 un poco cansado del aspecto laboral, inicia una investigación sobre los efectos de la cocaína y escribe un artículo al respecto sin embargo otros colegas se le adelantaron, por si fuera poco, su artículo recibió varias críticas muy severas ya que no menciona los efectos colaterales de la droga.

Decepcionado se entrega a la lectura y crea una pequeña biblioteca personal donde no faltaba obras como las de Cervantes, Shakespeare, Schiller, Moliere, Goethe o Nietzsche.

SIGMUND FREUD

En tal monotonía y desencanto profesional el amor toca a su puerta de manera inesperada casi novelesca, en 1882 conoce a una joven judía de buena familia; Martha Bernays de la que se prendó apasionadamente, el noviazgo fue breve y los esponsales se llevaron a cabo en breve no sin la oposición de la familia de la novia que consideraban a Freud un pobre diablo sin apenas prestigio, por desgracia la precariedad económica los obligó a posponer la boda.

Citando irónicamente a Schiller, un dramaturgo del romanticismo literario; Freud le comenta a su futura esposa que su relación estaba marcada por “el hambre y el amor”.

Pese al revés sufrido tras sus trabajos sobre la cocaína y el desencanto que le producía el trato con ciertos colegas que entorpecían su carrera profesional, Freud prosiguió con sus tareas hasta que gracias a una recomendación, obtuvo una beca para ampliar sus estudios en París a donde llegó en 1885.

Comienza a interesarse por los estudios e investigaciones del neurólogo Jean-Martin Charcot sobre el tratamiento de los trastornos psiquiátricos, pero sobre todo a las posibilidades terapéuticas de la hipnosis que el médico francés empleaba con gran éxito.

Los seis meses en la capital francesa pasaron volando; de regreso a Viena apareció un pequeño artículo “El Dr. Sigmund Freud profesor de enfermedades nerviosas en la Universidad, ha regresado de su viaje de estudios y abre su consulta en el número 7 de la Rathausstrasser, distrito I, de 13:00 a 14:00.

Gracias a los primeros pacientes y la actividad hospitalaria, así como a la ayuda económica de algunos amigos y parientes, además de los regalos paternos y la dote de la novia, pudieron disponer del dinero suficiente para casarse al cabo de 4 años con su amada Martha.

Sin embargo, no faltaron los problemas, la boda fue turbada por la ley austriaca que imponía a los contrayentes una celebración religiosa, algo que molestó notablemente a Freud.

SIGMUND Y MARTHA

Pasado un año celebran la llegada de su primera hija Mathilde, con el paso de los años Freud y Martha tendrían 5 hijos más, Jean-Martin, Oliver, Ernst, Shopie, y Anna esta última en el futuro se interesaría por el Psicoanálisis.

Con una vida familiar estable Freud prosigue en sus investigaciones y en la Universidad conoce al médico Wilhelm Fliess recién llegado de Berlin entablaron una amistad que duraría veinte años y dejó un centenar de cartas, Freud encontró en Fliess un interlocutor comprensivo al que plantéarle dudas reflexiones e ilusiones, cuanto más se sentía aislado en aspecto médico mas se confiaba en su amigo.

La colaboración entre ambos médicos daba resultado en el capo de la hipnosis y algunas variantes aplicadas, así en 1893 presentaron una colaboración juntos en la Sociedad Médica Vienesa los éxitos obtenidos los alentaron y ambos escribieron “Estudios sobre la histeria (1895)”, sin embargo, ni la opinión pública ni el mundo académico vienés los consideraron dignos de atención. Pronto empezaron a salir algunas divergencias entre Freud y Breuer colega suyo, debido a sus diferencias de opiniones este último mostró resistencia y combatividad a lo que decía Freud el cual consideró fabulas científicas carentes de todo fundamento. Freud confesó a Fliess su malestar.

Todo esto lo desanimó de manera importante se aisló y se centro en el estudio de los sueños y en especial el autoanálisis y así comenzó una investigación sobre el paciente que más le preocupaba: él mismo.

ENTRE DOS SIGLOS 

En 1896 el padre de Freud muere y lo sumió en una horrible desorientación que pareció interrumpir su proceso creativo; tras el duelo comenzó su propio autoanálisis y cartografías los sueños, lo cual lo lleva a escribir “La interpretación de los sueños”, el libro apareció a finales del año 1899 sin embargo Freud pidió al editor que figurase el año 1900 deseaba inaugurar una nueva centuria para la investigación científica. Desafortunadamente como era de esperarse los círculos médicos y académicos no se mostraron muy interesados por la obra y cosechó muchas críticas. Ya con el manuscrito escrito, Freud comenzó a estudiar las nuevas condiciones de la vida psíquica, todo este material se condensó en una nueva obra aparecida en 1901 titulada: Psicología de la vida cotidiana (sobre el olvido, los deslices en el habla, el trastocar las cosas confundido, la superstición y el error).

En el siglo XX inicia con algunos acontecimientos significativos en su vida personal y profesional, desde su niñez Freud se había sentido atraído por la ciudad de Roma y su atmosfera que la envuelve, había estado varias veces en Italia, pero siempre había una razón que lo obligaba a aplazar su visita a la capital. Y pudo hacerlo en septiembre de 1901. La ciudad lo embrujó y lo sedujo, según escribió, había recogido tantas impresiones que podía utilizarlas durante años y estaba decidido a regresar en más ocasiones.

El hecho de que hubiese cumplido uno de sus deseos largamente anhelados le permitió romper su “esplendido aislamiento”, como si hubiese llegado el momento del cambio. En 1902 gracias a la gestión de la baronesa Von Ferstel, obtuvo una plaza de profesor asociado con la Universidad de Viena, después de que su petición anteriormente hubiese sido rechazada en repetidas ocasiones. Aquel mismo año, un grupo de jóvenes médicos le pidió que pudieran reunirse periódicamente para discutir casos médicos y mantener sus conocimientos al día. Así nacieron las llamadas “veladas psicológicas de los miércoles”.

SIGMUND FREUD

En 1906 Freud cumplió cincuenta años; su vida cotidiana transcurría con ritualismo complaciente. Todo se desarrollaba de acuerdo con un programa muy preciso, se despertaba a las siente, pasaba consulta desde las ocho hasta el mediodía, comía a la una con su familia, por la tarde daba un paseo, fumaba un cigarro si lo estimaba oportuno y proseguía con las visitas desde las tres hasta las nueve. Tras la cena jugaba una partida de cartas o se dejaba caer por algún café. Luego investigaba o escribía hasta la una, momento en que se iba a dormir. El sábado daba clases en la Universidad de cinco a siente, y posteriormente hacía su visita a su amigo Leopoldo Königstein para la habitual partida de cartas, las vacaciones de verano trascurrían con la misma regularidad. Freud las programaba con mucha anticipación. Llevaba una vida tranquila con su familia.

Además de las criticas habituales, que continuaban siendo despiadadas e incluso feroces, comenzaban a menudear los reconocimientos provenientes incluso del extranjero.

EL ÉXITO DEL PSICOANÁLISIS Y LA GUERRA

Tras su éxito al otro lado del atlántico, Freud acometió la difícil tarea de organizar y profundizar en lo obtenido tras casi veinte años de investigación. La creación de la Asociación Psicoanálisis Internacional a raíz del segundo congreso celebrado en aquella ocasión en Núremberg, confirmo la popularidad internacional de la nueva disciplina. La presidencia de esta organización recayó en le joven médico suizo Carl Gustav Jung principal discípulo de Freud.

Jung y Freud se conocieron en 1907 tras un intenso intercambio epistolar y se convirtió en su más directo colaborador, sin embargo, pronto Jung emprendió una línea propia de investigación que lo alejó bastante de Sigmund Freud hasta provocar un abismo insalvable entre los dos a causa de su disparidad de interpretaciones.

Sea como sea la producción freudiana proseguía. En 1913 apareció otra de sus obras, “Totem y tabú”.

Poco después, y de manera muy poco inesperada, estallo la Primera Guerra Mundial, tras el asesinato del primer heredero al trono de Austria, el archiduque Francisco Fernando de Habsburgo.

Freud admitió con el paso del tiempo que en ese momento sintió un ligero sentimiento patriótico, aunque sin llegar a la exaltación. Con todo su entusiasmo atenuó con rapidez cuando el conflicto llamó a su puerta de su domicilio: los pacientes disminuyeron, sus amigos y colegas se fueron al frente y las veladas de los miércoles espaciaron.

Sus tres hijos parecían a salvo, ya que no se les había llamado a las filas, pero no cotó con la posibilidad de que se alistases voluntarios. Cuando se firmó el armisticio, su hijo mayor Martin, estaba preso en Italia, Freud anotaba, casi a diario, sus impresiones sobre la disolución del imperio austrohúngaro. Los meses siguientes transcurrieron entre el enfrentamiento social y la precariedad económica. Los Freud sobrevivieron gracias a la ayuda de amigos y familiares en el exterior que les enviaban alimentos, ropa y otras cosas, incluido los cigarros indispensables para afrontar las fatigosas horas de trabajo.

LOS ULTIMOS AÑOS Y EL EXILIO.

La situación comienza a estabilizarse. Freud retomó sus investigaciones y llegaron nuevos pacientes, en gran número además e incluso de otras nacionalidades, sobre todo británicos y estadounidenses echo que lo obligó a tomar clases en inglés. En 1919 publica un breve trabajo titulado Lo ominoso en el que recuperaba y desarrollaba materiales anteriores. Un año después apareció otra de las obras fundamentales, “Más allá del principio del placer”, En 1921 publicó “Psicología de las masas y análisis del yo”, y en 1923, “El yo y el ello”.

Su prestigio era cada vez mayor en el ámbito internacional, en 1920 participa en el congreso internacional del psicoanálisis en la Haya, todo va muy bien.

Sin embargo, la enfermedad y la muerte comienzan a acecharlo que ya contaba con 67 años. A principios de 1923 una molestia en la boca lo llevó a consulta al doctor quien le aconseja dejar de fumar, un nódulo maligno de difícil extirpación se hace presente; extrañamente nadie informaba a Freud de la complejidad de su situación médica, aunque este era consiente del problema. Sea como sea a lo largo de los años siguientes Freud se sometió a casi una treintena de intervenciones menores para controlar la enfermedad; se le implanto una prótesis que le impedía hablar con naturalidad, aunque ni por ello interrumpió su labor investigadora.

En 1930, la ciudad de Frankfurt le concedió el prestigioso premio Gothe -un honor- quien acepto con gusto y que reparaba en cierto modo la desazón que le produjo saber que, una vez más, se le había rechazado para su candidatura al premio Nobel.

En verano de 1933 tras el asenso de Hitler al poder los nacionalistas declararon el psicoanálisis como una ciencia judía que exaltaba los instintos animales del ser humano. ¡Creo que no se vieron al espejo los nazis!.

Freud contesta con humor y sarcasmo,  ….al menos, algo se había avanzado desde la Edad Media, ya que se habían limitado a quemar sus libros y no a él…

LA FAMILIA FREUD

Sin embargo, la persecución era cada vez más implacable: no cesaban de subrayar sus orígenes judíos, aun cuando Freud siempre se había mantenido ajeno a cualquier inclinación religiosa. Los acontecimientos lo obligaron a exiliarse. El 11 de marzo de 1938 cuando las tropas alemanas entraron a territorio austriaco Freud se limito a escribir solo dos palabras “Finis Autriae”. Casi al mismo momento en que sus conciudadanos se negaron a ser independientes y afloró en antisemitismo esta vez con mas violencia. La población judía padeció los horrores agresiones e humillaciones.

Con todo a sus 82 años se resistía a abandonar la ciudad donde siempre había vivido, a pesar de la insistencia de sus amigos y colaboradores, hasta que finalmente desistió. La Gestapo pretendía que saldara unas presuntas deudas que Freud se vio presionado a pagar con una tasa especial impuesta; la suma era astronómica y solo pudo solventarla gracias a la ayuda de princesa María Bonaparte.

Sin embargo Freud debía de afrontar otra humillación más, firmó un documento por el cual declaraba no haber sufrido ninguna vejación ni maltrato por parte del gobierno alemán nazi, y con un toque de sarcasmo declaraba que recomendaba los servicios de la Gestapo a quien le preguntase.

El 6 de Junio de 1938 Freud desembarco en Londres en compañía de su familia, una multitud de políticos, científicos, profesores universitarios, artistas, lo resivieron para darle la bienvenida.

En 1939 su condición de salud empeoró el cáncer se había extendido y no era posible operarse aun así seguía recibiendo pacientes. Max Schur su médico desde 1939 viajó a Londres a finales de septiembre, poco después de que Europa se hubiera sumergido en un nuevo conflicto. Freud ya al límite de sus fuerzas, le recordó un viejo trató y Schur cumplió con lo prometido. El 21 de aquel mes, inyectó una dosis de morfina más alta de lo normal e hizo otro tanto al día siguiente hasta inducirle el coma.

Sigismund Schlomo Freud falleció a las tres de la madrugada del 23 de septiembre de 1939, un hombre que dejó un legado y abrió las puertas a la investigación de la mente y sus misterios.

«LA CIENCIA MODERNA AÚN NO HA PRODUCIDO UN MEDICAMENTO TRANQUILIZADOR TAN EFICAZ COMO LO SON UNAS POCAS PALABRAS BONDADOSAS». Sigmund Freud.

Datos curiosos:

  • Su madre lo llamaba “mi niño dorado” o “Sigi”.
  • Le tenía fobia a los helechos y un temor inexplicable al número 62, por lo que nunca se hospedaba en un hotel con más de 62 cuartos.
  • Solo se permitía tener tres trajes, tres mudas de ropa interior y tres pares de zapatos.
  • Era un fumador compulsivo y consumía cocaína, la prescribió para algunos de sus pacientes.
  • Le gustaba mucho la arqueología por lo que coleccionaba estatuillas antiguas y jugar al poker.
  • Aprendió castellano sólo para ser capaz de leer El Quijote en su lengua original.
  • Psicoanalizó a su hija, Anna quien siguió sus pasos y tendría un papel importante en el desarrollo posterior del psicoanálisis.
  • Usaba la hipnosis como terapia en sus pacientes.
  • Freud hablaba de la «envidia de la mujer por el pene». (Que locura)
  • Su casa en Viena, donde vivió casi medio siglo, y su casa en Londres, donde pasó el último año de su vida, actualmente son dos museos que reciben visitantes de todas partes del mundo.
  • En su honor se nombró como “Freud” a un pequeño cráter lunar.

Publicación # 26

INVESTIGADO Y ESCRITO POR GUIMELENE

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