El teocentrismo era la corriente de pensamiento medieval imperante; que intentaba explicar todo lo existente, toda acción y todo conocimiento a partir de una voluntad divina. Así entre el temor a dios, la ignorancia y la superchería; el pensamiento racional estaba subordinado al dogma religioso; pensar por sí mismo, dudar o cuestionar era sinónimo de herejía. La hegemonía de la doctrina abarcaba todos los aspectos de la vida en la estructura social; razón por la que se construían iglesias, monasterios y altas catedrales; en donde debido a la tarea litúrgica, la música emergía, siendo ésta la oficial. No obstante, la lírica profana se hacía presente a nivel popular a través de los juglares, que iban de una aldea a otra divirtiendo a la gente con sus canciones, danzas y malabares. Así también en el ámbito aristocrático, en los amurallados castillos los ministriles amenizaban los festines con las composiciones de los trovadores.
Antecedentes históricos
Se dice que la edad media inicia en el año 476 de nuestra era con la caída del Imperio Romano de Occidente; pero esto no sucedió de la noche a la mañana, hubo todo un proceso de transformación denominado Antigüedad tardía. En esta etapa se generaron movimientos migratorios que se dispersaron en oleadas de diversos pueblos; a quienes los romanos llamaron bárbaros porque al hablar solo entendían «bra bra bra bra»; estos eran: visigodos, ostrogodos, francos, burgundios, alamanes, suevos, vándalos, anglos, jutos, sajones, lombardos, entre otros; que desde el noreste llegaron a la periferia de los territorios romanos; incluso algunos como los visigodos y francos bajo el acuerdo de foederati (entidad federativa), se establecieron en la península ibérica y la Galia (Francia-Bélgica) hasta el delta del Rin, a cambio de sus servicios en las filas armadas como mercenarios; y poco a poco fueron adoptando la fe cristiana.

Siendo así, por estrategia política el Emperador Constantino, da fin a la persecución de cristianos, concediendo libertad de culto en el Edicto de Milán del año 313 y autoriza la construcción de sus templos; incluso dona un área donde se edifica la primera catedral “Cabeza y madre de todas las iglesias”; la Archibasílica de San Juan de Letrán, en Roma.

Aunque realmente lo que queda de aquella primera construcción son los mosaicos del ábside, el ciborio y el piso cosmatesco, lo demás fue reconstruido al puro estilo neoclásico hasta siglo XVII por el arquitecto Francesco Borromini.

Las primeras iglesias se valieron de estructuras existentes romanas, que originalmente fueron destinadas a funciones de poder judicial o también de tipo comercial, modificando su distribución espacial. Las basílicas romanas contaban con un ábside cuya forma semicircular era propicia para colocar un altar.

Otra de las reformas de trascendencia histórica que implantó Constantino, fue el traslado de la capital del Imperio Romano a la ciudad de Bizancio en el año 324, a la que renombra Constantinopla (actualmente Estambul, Turquía). Una metrópoli protegida por un complejo defensivo de muros de piedra casi inexpugnables, que contribuirían a su florecimiento.

Posteriormente en el año 380; Teodosio, el último emperador como soberano único de Roma, va más allá con la cristiandad al legalizarla en el Edicto de Tesalónica; convirtiéndola en la religión oficial, prohibiendo todo rito que no fuera cristiano por considerarlo pagano, dando un vuelco a la historia.
Y sí, hubo víctimas posteriores al decreto; la célebre filósofa neoplatónica Hipatia fue una de ellas, siendo brutalmente asesinada (en el año 415), por una turba de cristianos cegados por su fanatismo.
Para el año 395, debido al inevitable declive que se pronosticaba; Teodosio divide al Imperio en dos administraciones territoriales, el Imperio de Occidente (con su capital, que de Roma pasó a Milán y luego a Ravena), para su hijo Honorio (finalizando 81 años después); y el Imperio de Oriente con capital en Constantinopla, para su hijo Arcadio, que perduró durante toda la era medieval, glorificándose en el esplendor del “Imperio Bizantino”; aunque ellos nunca lo llamaron así, porque siempre se identificaron como romanos de oriente.

El nombre “bizantino” fue acuñado por el historiador alemán Hieronymus Wolf, tomando el nombre más antiguo de la ciudad, solo para dar referencia a ese período y lugar específico de la historia.

Tres estilos de arquitectura se configuraron durante la Edad Media; el Bizantino con su sistema estructural revolucionario para iglesias y catedrales; el Románico, feudal, con su arquitectura defensiva de castillos, monasterios y claro principalmente de iglesias; y el Gótico en plena formación de las ciudades medievales con sus sorprendentes catedrales.
Hubo otro más de origen islámico; de palacios, mezquitas y ciudadelas, del cual hablo en la publicación: Al-Ándalus.
En fin; Iglesias y más iglesias pero ya lo dijo Mies Van der Rohe
“La arquitectura es la voluntad de la época traducida a espacio”
Pero es precisamente dentro los recintos religiosos que se sentaron las bases para las prácticas de notación y teoría musical.
LA SANTA SABIDURÍA Y EL CANTO BIZANTINO
“¡Salomón te he superado!”
Era el siglo VI cuando en Constantinopla tras dos magnas iglesias antiguas que fueron destruidas; la primera por un incendio y la segunda por los disturbios de Niká; era necesario construir una tercera, un templo que impactara, que demostrara la grandeza de la ciudad, tratando de emular la gloria pasada del Imperio Romano, por lo que Justiniano el Emperador de Oriente, contrató a un arquitecto y físico jonio: Isidoro de Mileto y a un matemático y arquitecto lidio: Antemio de Tralles. Juntos diseñaron lo que representaría el epítome de la arquitectura bizantina; la Basílica de la Santa Sabiduría (conocida como Santa Sofía); algo nunca antes construido; hasta se dice que el propio Justiniano exclamó al verla terminada; “¡Salomón te he superado!” Aludiendo a la leyenda del famoso templo del rey bíblico.

El aporte que este edificio dio a la arquitectura fue esencialmente su estructura, la cual superó las limitaciones constructivas de los espacios coronados con cúpulas, evitando la pesadez de los muros de soporte, consiguiendo conectar la forma circular del anillo del domo, a una planta cuadrada por medio de un elemento innovador para la época: las pechinas. Sistema que dio versatilidad al diseño de la planta y mucho espacio; también le da un efecto visual a la cúpula desde el interior como de ingravidez, que según Procopio de Cesaria el cronista bizantino, la describe como “suspendida en el cielo por una cadena de oro”.

Las pechinas son piezas estructurales cóncavas triangulares que transmiten el peso de la cúpula hacia las columnas

El Canto Bizantino
Podemos imaginar la elocuencia y solemnidad con que se llevaría a cabo la ceremonia ritual dentro de esa magnífica catedral con sus espléndidos mosaicos policromados, ante la presencia del emperador; que a diferencia de occidente en donde se entonaban los textos en latín; aquí se cantaban en griego las canciones más antiguas armenias y los salmos e himnos de inspiración propia o griega de compositores como Romano el Mélodo, o del sincretismo armónico de las influencias sirias o árabes, remontándose a las tradiciones de Jerusalén y las del desierto del Sinaí, incluso también a la costumbre protocolaria de la Roma imperial desde Constantino, en un sincretismo multicultural oriental, que actualmente prevalece como legado en la liturgia Ortodoxa y se le denomina Canto bizantino.

Se interpreta mediante un cantante solista (un psaltis), acompañado de un coro tradicionalmente masculino (aunque actualmente también participan mujeres); cuya particularidad es esa nota larga, en tono grave llamada isocrátima, como un sonido reverberante, estremecedor y constante, que le da poder y misticismo.
Aquí una muestra en una excelente interpretación de la cantante serbia, Divna Ljubojević
El cristianismo se expandió entre los pueblos eslavos desde el siglo VIII, a través de los misioneros de la iglesia bizantina, llegando a Rusia, Ucrania, Bielorrusia, Bulgaria, Chipre, Georgia, Serbia etc. Reflejado en su arte, arquitectura y cultura.

La separación entre ortodoxos y católicos se dio en el llamado «Cisma de Oriente y Occidente” en el año 1054, al excomulgarse mutuamente el pontífice de la Iglesia en Roma y el jerarca de la Iglesia en Constantinopla, por desacuerdos tanto ideológicos como políticos.
EL PREROMÁNICO, LOS MONASTERIOS Y EL CANTO GREGORIANO
Mientras tanto en occidente, una vez destronado el último emperador Rómulo Augústulo por Odacro (jefe de los foederati germanos en Italia); en el ocaso de la ciudadanía romana, el territorio se disgregó en diferentes reinos tribales romano-germánicos, que fueron abandonando la civilización urbana hacia una vida rural.

La mayoría de los reyes no sabían leer; y poco o nada aportaron al desarrollo, hasta finales del siglo VIII que es cuando surge el llamado Renacimiento Carolingio, con su escuela palatina donde el propio Carlo Magno se instruía siendo el fundador; en un intento de revivir la tradición perdida por el interés intelectual. Proliferan los copistas, traductores de libros y se crea el concepto de universidad, que se concreta hasta el siglo XI cuando se funda la primera; en Bolonia, Italia que continua en activo.
Inicialmente se construían modestas iglesias tomando elementos arquitectónicos ya existentes como la bóveda de cañón, el arco de medio punto y el uso de contrafuertes, pero de estética muy simple con poca proporcionalidad; demasiada robustez de los muros para espacios interiores muy reducidos y poco iluminados.

A este periodo constructivo inicial se le denomina prerrománico, porque dio paso a la arquitectura del románico en el siglo X, que se asocia en gran medida a la construcción no solo de iglesias sino también a la de castillos y monasterios.

Los monasterios
La violencia era pan de todos los días, por ser tiempos de guerra tribal e inestabilidad geopolítica, la única vía de escape posible era exiliarse a un monasterio, un espacio que prometía una vida tranquila de purificación espiritual y acercamiento a lo divino (el ascetismo), mediante la negación de los placeres materiales y la penitencia, algo que se prestaba a situaciones muy crueles, por lo que la vida no era fácil. Pero gracias al monacato se ilustraron, copiaron y tradujeron diversos textos tanto religiosos como “profanos”. Al conjunto de esos libros se le conoce como scriptorium; que también era el nombre de la habitación dedicada a esa tarea, la cual se ubicaba en el claustro junto a la biblioteca.

Todos los monasterios eran muy similares en tanto a su forma; eran recintos fortificados compuestos por varios edificios.

El claustro del cual parte la distribución de todo el complejo arquitectónico; es un patio cuadrado rodeado de cuatro galerías o “pandas” delimitadas por arcadas que descansan sobre columnas, muchos de estos patios son una auténtica joya del románico.

El canto gregoriano
Los monjes rezaban cantando a monodia; es decir sobre una única línea melódica todos entonando lo mismo a la vez sin que destaque la voz de ninguno, y lo hacían sin acompañamiento instrumental, solo a capella porque a los instrumentos se les relacionaba con las culturas “paganas”, además del rechazo a la música como mero placer. Lo importante era lo que se oraba, por eso la melodía estaba a disposición del texto, sin tener un ritmo marcado que la determine. A ese estilo se le llama Canto llano.
Hay diferentes tipos de canciones; la plegaria, los salmos, los himnos, las antífonas etc. Que provenían de diferentes fuentes a las que se denominan dialectos del canto: el canto Ambrosiano de Milán (estipulado por Ambrosio el Obispo), el Beneventano del sur de Italia, el Galicano con influencia de origen celta en Galia, el Mozárabe en la península ibérica, y el Romano Antiguo.
Pero debido a la autonomía y aislamiento de los monasterios; cada abadía tenía su propio rito según su costumbre local; básicamente cada quien cantaba lo que aprendía y podía recordar de donde fuera; porque la música se transmitía oralmente. La iglesia estaba desorganizada se requería dar uniformidad al rito. Por eso El Papa Gregorio ordena revisar y seleccionar el repertorio litúrgico para eliminar lo superfluo y recopilar todo lo seleccionado en un solo libro, pero para hacerlo se necesitaba inventar la escritura musical.

La tarea fue realizada por intervención de varios monjes que escribían mediante símbolos llamados neumas; que reflejaban sin precisión la melodía. Pero fue Guido de Arezzo un maestro episcopal benedictino, quien finalmente inventa un método mediante un tetragrama; es decir una pauta de cuatro líneas horizontales, asignando un sonido para cada una y también un sonido a cada espacio entre ellas, creando así seis notas musicales a las que les da un nombre: ut, re, mi, fa, sol, la. Inspirándose en un Himno a San Juan Bautista: Ut queant laxis; usando las primeras sílabas de cada verso.

En pocas palabras, el Canto Gregoriano es la síntesis de textos litúrgicos en Canto Llano, oficiados por el papa Gregorio de quien recibe el nombre y es la «columna vertebral» de toda la música occidental, por ser precursora de la notación casi como la conocemos ahora con siete notas sobre un pentagrama.
DE CASTILLOS Y MÚSICA PROFANA
Arquitectura militar
El medievo se divide en dos etapas para su estudio; la Alta edad media del siglo V al IX y la Baja edad media del siglo X al XV. Al inicio de la segunda mitad se dio paso al estamento, que era una forma de estructura social jerarquizada: nobles, clero y pueblo llano; que sustituía radicalmente el modo de producción romano por el sistema feudal. El territorio de un reino se administraba por medio de ducados, condados y zonas fronterizas llamados marcas, controlados por duques, condes y marqueses respectivamente. Estos nobles eran los señores feudales, que a su vez eran vasallos del rey quien les otorgaba el título a cambio de apoyo militar. Los siervos o campesinos eran “hombres libres” aunque eran casi tan explotados como lo fueron los esclavos.

Los constantes ataques de los reinos vecinos propiciaron una arquitectura defensiva, los feudos eran unidades autónomas y autosuficientes como ciudadelas. El castillo se situaba generalmente sobre una colina y se construía como un fuerte amurallado, compuesto de varias estructuras con una función específica.
Las partes más estereotípicas de un castillo medieval son las siguientes:

- Torre del Homenaje; es donde se ubican los aposentos del Rey o el Señor Feudal; es la más alta y ancha de las torres, carece de ventanas o son muy pequeñas.
- Matacán; es un voladizo que servía para lanzar proyectiles desde una torre.
- Las almenas; eran las crestas que coronaban los muros y torres, cuya función era la de cubrirse a la hora de un ataque.
- El adarve o camino de ronda; era la parte de arriba de una muralla lo suficientemente ancha para patrullar el castillo, y en caso de ataque desde ahí arrojar flechas, piedras o aceite hirviendo.
- Cadalso, es una estructura de madera provisional que también servía para el ataque.
- El Garitón; es una torrecilla que sobresale a partir de una muralla con fines defensivos.
- Las aspilleras; o saeteras, eran estrechas aberturas como pequeñas ventanas en muros y torres que servían para disparar flechas y saetas .
- La barbacana; un acceso anterior a la puerta principal con función defensiva.
- La poterna; era una pequeña puerta trasera de escape.
La música profana
Los juglares
Afuera del castillo se situaba la aldea que formaba parte de las tierras del señor feudal, ahí se hacia la venta de la cosecha excedente que pronto favoreció a otro tipo de intercambio comercial; vino, miel, pieles, telas etc. Expandiéndose en mercados ambulantes y establecidos en donde se organizaban ferias. Ahí en la plaza central, en el atrio de la iglesia y claro también en la taberna, los juglares eran el centro de entretenimiento, eran los voceros de noticias; un tanto poetas y otro charlatanes, un tanto actores y malabaristas, pero sobre todo músicos y cantantes. Eran los intérpretes itinerantes de la clase más pobre, los encargados de difundir los cantares de gesta. Se dice que ellos no componían la música (aunque nunca se sabe), pero si cambiaban la letra para hacerla más pícara y divertida.

Había diferentes tipos de juglares: los líricos de canciones y poemas de amor cortés, los épicos que narraban historias de batallas heroicas; los zaharrones que eran los teatrales, se disfrazaban y maquillaban de modo grotesco para hacer reír; los trasechadores que hacían trucos y malabares; las juglaresas que eran mujeres que cantaban con panderetas y bailaban.
También otros de carácter muy especial porque sabían leer y escribir (privilegio de pocos); eran los goliardos que fueron clérigos desertores y estudiantes pobres de vida vagabunda, que se dedicaban a componer canciones jocosas de parrandas, enredos amorosos y poesía satírica sobre la hipocresía de las autoridades eclesiásticas; representaban de algún modo, lo que hoy conocemos como contracultura (por lo que bien merecen un capítulo independiente).
Y desde luego en otro ámbito los ministriles, que eran los artistas por contrato exclusivos de la corte.
Aquí una muestra de como eran los ministriles
Ministriles y Trovadores
Dentro del castillo cuando los nobles hacían fiesta, se divertían escuchando a los ministriles, cuyo trabajo era muy similar al del juglar solo que con protocolo; ellos interpretaban las canciones y poemas que los trovadores escribían. Estos últimos eran gente de libros, la mayoría de ellos pertenecían a la nobleza, a los que tenían acceso a una educación especial; como Beatriz de Día (Condesa de la Provenza al sur de Francia), Ricardo Corazón de León (Rey de Inglaterra) o Alfonzo X (Rey de Castilla) con sus Cantigas de Santa María escritas en el siglo XIII, que son una colección muy importante de música siendo las que mejor se han preservado de la época.
LA CIUDAD, LA CATEDRAL Y LA POLIFONÍA
El auge del comercio entre los siglos XII y XV, propició el establecimiento de barrios o “burgos” que fueron creciendo hasta conformar ciudades, que lentamente fueron rompiendo los lazos con el sistema feudal. El renacer urbano generó un nuevo núcleo social; la burguesía.
El crecimiento sin orden ni planificación creo un ambiente insalubre, sin alcantarillado repleto de barro y desperdicios que desataron enfermedades pandémicas.
La ciudad contaba con una plaza central, un mercado establecido, un ayuntamiento y los palacios estilo gótico que pertenecían tanto a los nobles como a los nuevos ricos comerciantes; la escuela, el hospital y el convento, más una gran catedral.

La catedral gótica
Altas estructuras ornamentadas, bañadas de luz filtrada a su interior por coloridos vitrales; bóvedas de crucería y arcos puntiagudos señalando al cielo.

Todo esto logrado gracias a un elemento protagonista y renovado; el arbotante. Con su forma de medio arco, es capaz de soportar la presión ejercida desde el arranque de la bóveda, transmitiendo la carga hacia el contrafuerte, liberando al muro y así poder adelgazarlo, permitiendo también mayores alturas e instalar grandes ventanales.


Los ornamentos incluyen; columnas decorativas, molduras escultóricas y rosetones. Los pináculos que además de estilizar, sirven para contrarrestar los empujes laterales de los arbotantes, como estabilizadores de fuerzas oblicuas. Y desde luego las pintorescas, quimeras con sus espeluznantes formas demoniacas como salidas del mismo infierno asustando a los pecadores. Así también sus homologas gárgolas cuya función práctica es drenar el agua de lluvia.

La escuela de música de Notre Dame
Notre Dame de París es la Catedral más famosa y representativa de la arquitectura gótica; su importancia no solo radica en su popularidad por su recurrente presencia en la literatura o el cine; sino en su estrecha relación con la música. Fungió como un laboratorio de sonidos, ahí se replanteo la manera de cantar la liturgia, evolucionando hacia la polifonía.

La polifonía es la forma musical en la que simultáneamente suenan múltiples voces independientes a diferentes tonos embelleciendo el canto, a diferencia del estilo gregoriano en que todos cantan a la vez exactamente igual, en la misma tonalidad.
En esta escuela se enseñaba improvisación, teorización y composición, en base al ejercicio del órganum, que es una forma primitiva de polifonía, la cual evoluciona en el discanto, el conductus y el motete, que son otros métodos para generar estructuras armónicas más complejas.
Fueron varias las generaciones de maestros, pero solo se conocen los nombres de dos de ellos, gracias a los apuntes de un alumno: Leonin y Perotin.
No te pierdas de la primera parte: Arquitectura de la antigüedad y su vínculo musical
Hasta la próxima.
PUBLICACIÓN No. 39
ESCRITO POR MAGUMY

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