Los Asteroides: Crónicas interplanetarias IV

Según Antoine de Saint-Exupéry autor de uno de los cuentos más maravillosos que se hayan escrito, nos relata que el “Principito” vivía en un asteroide llamado B-612 del tamaño de una casa; así de pequeño era que cuando estaba triste podía ver muchas veces la puesta de sol con tan solo mover su silla. Y aunque desde luego el B-612 es ficticio, en los años 80´se nombró a uno de los asteroides descubiertos como el “2578 Saint-Exupéry” en honor al escritor y aviador francés.

En el vasto espacio que hay entre Marte y Júpiter existe una región llena de objetos de forma irregular y diferentes tamaños, son estructuralmente rocosos y metálicos, escombros que orbitan al Sol; se trata del Cinturón de Asteroides, una zona fascinante para los astrónomos, ya que puede contener información valiosa sobre la formación de nuestro sistema solar. Y así como dijo el Principito que “Lo esencial es invisible a los ojos”; en analogía, esas pequeñas rocas invisibles a simple vista, pero perceptibles desde el telescopio pueden revelar algunos misterios; “lo esencial” sobre nuestros orígenes cósmicos.

En la realidad a diferencia de la imagen los asteroides guardan mucha distancia entre ellos

¿Cómo se formó el Cinturón de Asteroides?

En concordancia con la Hipótesis Nebular, los planetas se formaron a partir de rocas llamados planetesimales, que fueron creciendo (proceso de acreción) al adquirir masa de la nebulosa protosolar hasta consolidarse. En consecuencia, se cree que el Cinturón de Asteroides se formó a partir de los restos del sistema solar primitivo que nunca consiguieron fusionarse para estructurar un cuerpo de mayor tamaño, debido a la influencia gravitatoria de Júpiter (el planeta más antiguo) que aceleró las rotaciones de los planetesimales y los hizo colisionar violentamente entre sí, expulsando gran parte del material al espacio exterior del sistema.

El remanente quedó esparcido, dando forma a un anillo o Disco circunestelar de polvo y rocas orbitando al sol, delimitando una especie de frontera entre barrios: la de los planetas rocosos interiores (Mercurio, Venus, Tierra y Marte) y la de los planetas gigantes gaseosos (Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno). Dos vecindarios con personalidades muy distintas.

Rocas muy grandes

Las rocas más grandes observadas del Cinturón de Asteroides se nombraron como diosas grecorromanas y son: Ceres, Palas, Vesta, Higia y Juno.

Ceres destaca especialmente por su tamaño y forma esférica, ocupa un tercio de la masa total de todos los objetos del cinturón juntos, siendo lo suficientemente grande (950 kilómetros de diámetro) para que su gravedad atraiga su propia masa hacia el centro de manera uniforme, dándole esa forma redondeada (a esto se le llama ajuste isostático); razón por la que se le considera un planeta enano.

Ceres comparado con la Luna y la Tierra

La Policía Celeste y el planeta perdido

Como todo descubrimiento los asteroides fueron hallados casi por accidente. Corría el año de 1800 cuando en la ciudad de Lilienthal en Berlín, un grupo de astrónomos cazadores de cometas, se reunieron para formar una sociedad a la que llamaron La Policía Celeste, con la finalidad de detectar un planeta entre Marte y Júpiter, a razón de la idea que se tenía sobre que las distancias entre planetas tendrían que seguir un patrón matemático, por lo que mediante una fórmula denominada Ley Titus-Bode (en honor a sus creadores) se determinó, que debería haber un planeta ubicado justo en esa zona.

La Ley Titus-Bode es empírica, carece de una explicación física que la respalde

Entonces otro astrónomo independiente al grupo, el sacerdote y profesor de matemáticas Giuseppe Piazzi que trabajaba en la elaboración de un catálogo estelar, descubrió en 1801 un objeto al que consideró ser el famoso “planeta perdido” y lo llamo Ceres (como la diosa romana de las cosechas). Aunque con cautela para no caer en lo especulativo, dijo a la comunidad científica, que había hallado un nuevo cometa. Poco después otros observadores fueron descubriendo más objetos pequeños en la misma zona: a Palas en 1802, a Juno en 1804 y a Vesta en 1807.

El desconcierto los llevó a reconsiderar el estatus de planeta; de este modo el prestigiado astrónomo William Hershel propuso una nueva categoría que denominó asteroide, que del griego significa “figura estelar”.

Así Ceres pasó de ser un cometa a planeta, luego un asteroide y finalmente con las nuevas definiciones del año 2006, por sus características de tamaño y forma, se reclasificó como planeta enano.

El club de los Planetas Enanos

Ceres (El planeta enano)

Un año en Ceres, o lo que es lo mismo; el tiempo que tarda en completar una órbita en torno al sol, equivale a 4.6 años terrestres; mientras que un día en Ceres (movimiento de rotación) tarda solo 9 horas.

De sus características peculiares, es que tiene muchos cráteres que nos recuerdan a Mercurio y la Luna, pero en versión mini, es como un planeta “bebé”, es un protoplaneta que quedó así sin concretar durante la formación del sistema solar.

En 2015 la sonda Dawn (amanecer) orbitó a este chiquitín; y cuando se creía que solo era “otra roca aburrida más del cinturón”; detectó unos misteriosos puntos blancos brillantes, que intrigaron mucho a los científicos, los más notorios ubicados en el cráter Occator; que se pensaron podrían ser depósitos de sales de sulfato de magnesio o tal vez de simple carbonato de sodio, pero habría que ver cuál era la causa de ello. Después de más observaciones se llegó a la conclusión de que son el resultado de criovolcanes, los cuales son propiamente volcanes, pero en lugar de lava erupcionan agua salada; el agua se sublima y la sal queda en la superficie dejando huellas de actividad geológica.

Ceres con su cráter y las misteriosas manchas brillantes  

En tanto; se concluye que Ceres tiene un núcleo rocoso y una superficie mineral sólida y porosa que contiene agua atrapada en su interior ¡Todo un océano congelado!

Cuenta con una montaña, el criovolcán Ahuna Mons que sobresale a una altura de 4 km producto de la acumulación de las sales y lodo de la burbuja de agua que se formó al emerger del interior.

Ahuna Mons

Vesta

Por tanto, si Ceres es un planeta enano, entonces el título de «Asteroide más Grande« es para Vesta con sus 530 kilómetros de diámetro, aunque tiene una forma un tanto irregular parecido a un balón desinflado, por su pequeño tamaño que no alcanzó equilibrio en el ajuste isostático debido a las tremendas colisiones con los planetesimales que lo hicieron perder masa. De hecho, el 5% de los meteoritos caídos a la Tierra provienen de este asteroide.

Vesta

Tipos de asteroides

Existen tres clasificaciones de acuerdo a su composición:

  • Los del tipo “C” conforman el 75% del total de asteroides, pero son difíciles de detectar por ser los más oscuros, su nivel de albedo es muy bajo o sea que casi no reflejan luz; se componen principalmente de carbono el cual es el ingrediente básico para el surgimiento de la vida tal y como la conocemos hasta ahora.
  • Los del tipo “S” representan el 17% de los asteroides, son relativamente brillantes (su albedo es más elevado) por su composición a base de silicatos los cuales son minerales de silicio con oxígeno y algunas variantes con otros elementos como por ejemplo el hierro, que puede darle ciertas tonalidades rojizas o amarillas. Los silicatos son el material que mas abunda en nuestro planeta, es de lo que están hechas la mayoría de las rocas y la arena.
  • Los del tipo “M” son menos comunes representan apenas el 8%, contienen abundante hierro en aleación con algo níquel que conforman un mineral llamado: kamacita, escaso en nuestro planeta, solamente se encuentra en los meteoritos caídos del espacio. Este tipo de asteroides son los trozos del núcleo de algunos protoplanetas.  

  El asteroide dorado

Asteroide 16 Psique

El asteroide más grande del tipo “M” detectado, es de especial interés porque se cree es el núcleo entero expuesto de un protoplaneta que pudo llegar a ser un planeta del tamaño de Marte, pero falló en su proceso de formación, ¡Es puro metal!; el 16 Psyche conocido como «el asteroide dorado» (que desde luego es gris como todos los demás). Lo que sucede; no es que valga su peso en oro, pero si en hierro y níquel; según expertos, el astro de 210 kilómetros de diámetro sobrepasa múltiples veces el total de la economía producida en nuestro planeta (alcanzaría los 10 cuatrillones de dólares). Y aunque suene a ciencia ficción podría ser el parteaguas a futuro de la explotación minera espacial.

Asteroide sospechoso

Asteroides clasificados por su ubicación

Otra manera de clasificarlos es por su ubicación. Hay asteroides que están fuera del Cinturón Principal, debido a las interacciones de las fuerzas gravitacionales de los planetas que influyen en ellos y se clasifican en:

Centauros: que se encuentran entre Júpiter y Neptuno; se les nombra así porque a veces se comportan como cometas y otras como asteroides.

Troyanos: siguen a los planetas como pequeñas mascotas, compartiendo la misma orbita en armonía sin riesgo de colisión, ubicados en los llamados puntos Lagrange L4 y L5 que mantienen el equilibrio entre la gravedad del sol y la del planeta, siendo Júpiter el campeón con miles de troyanos, Neptuno con 28, Marte con 9 y la Tierra con 2: el 2010TK7 de 300 metros y el 2020XL5 de un kilómetro de diámetro, pero son muy difíciles de ver por el punto de vista desfavorable, tal vez tenga otros.

NEAs o Asteroides Cercanos a la Tierra: Se dividen en tres grupos, según su órbita.

  • Los Amor; cruzan la órbita de Marte.
  • Los Apolo; cruzan la órbita terrestre.
  • Los Atón; tienen órbitas interiores, entre Venus y la Tierra.

Se les mantiene en constante monitoreo. Según la NASA, un asteroide califica como potencialmente peligroso, si su órbita se cruza con la de la Tierra a una distancia de menos de 0.05 UA (Unidades Astronómicas) que equivalen a 7.5 millones de kilómetros.

La Escala Turín

Para clasificar la peligrosidad de estos objetos (que también incluye cometas), se ha establecido la Escala de Turín, que determina mediante un sistema de niveles de colores el rango de probabilidad de colisión; y de números del 0 al 10, indicadores de la intensidad del daño potencial que podría causar en función de su tamaño y la energía cinética que conllevaría el impacto.  

Por el momento todos los objetos conocidos actualmente tienen un nivel de peligrosidad de riesgo nulo, según esta escala y permanecerá así al menos durante 100 años, que es el tiempo máximo más o menos predecible.

Sin embargo, en junio de 2004 un asteroide del grupo de los Atón, el 99942 Apophis con sus 325 m3, alcanzó una medianamente preocupante probabilidad, nivel 4 amarilla de colisión, destinada para el año 2029, según primeras apreciaciones, que afortunadamente cambió en agosto de 2006 después de meticulosos recálculos y observaciones de su trayectoria, a prácticamente nivel 0, con una pequeña, extremadamente baja probabilidad de 1 entre 12 millones. Se acercará un poco (a millones de kilómetros) para 2037 y luego otra vez en 2068.

Escala Emoji

Proyecto DART de la NASA

Los asteroides pueden tener desplazamientos inestables debido a la interferencia gravitacional de otros objetos en el sistema solar como planetas y lunas, que ocasionalmente podrían alterar la estabilidad de su trayectoria y hacer que se desvíe de su curso previsto. Y aunque la probabilidad de colisión con la Tierra sea muy vaga, siempre existe la inquietante posibilidad por mínima que sea.

Así que científicos del mundo de agencias espaciales, fundaciones como la B-612 y diversos programas como Cneos (Centro de Estudios de Asteroides Cercanos a la Tierra), bajo la supervisión de la NASA se dedican al rastreo y evaluación de asteroides.

Lo que condujo al día 26 septiembre del año 2022 a llevar a cabo una misión histórica, literalmente kamikaze, que consistió en un impacto cinético, que es básicamente estrellar una sonda del tamaño de un refrigerador doméstico (la DART), contra el asteroide Dimorphos de 160 metros de diámetro, que a su vez gira en torno a otro más grande, el Didymos de casi un kilómetro, con la finalidad de darle un “empujoncito” para disminuir la velocidad de su rotación y así modificar su órbita, y con eso experimentar la posibilidad de una viable defensa (al menos para asteroides de ese tamaño y tipo), que resultó gratificantemente exitosa (y sin tener que sacrificar a Harry S. Stamper como sucede  en Armagedón).

Bruce Willis como Harry S. Stamper

  ¡Pero basta de asteroides hablemos de Júpiter!

Porque si de salvar al mundo de un bólido gigante se trata, Júpiter ha sido todo un superhéroe…

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